27 de marzo de 2014

El Real puede permitírselo



El punto culminante de la temporada se acerca. Como decía Don Luis: "Los campeonatos se ganan en los diez últimos partidos". 
El Real se encuentra a 14 fechas, si alcanza la final de la Champions, de cerrar el curso futbolístico. Un Real que no perdía desde el 26 de octubre. Su visita al Camp Nou terminó 2-1 a favor de los blaugranas, con gol del lesionado Jesé. Una vuelta completa después; alcanzada la final de Copa, los cuartos de final en Europa y el merecido primer puesto en Liga, el campeonato doméstico volvía a regalarnos un Clásico.
El autobús blanco fue recibido en la entrada del Santiago Bernabéu entre vítores y saltos de júbilo. Todo hacía presagiar que sería una tarde cómoda para los locales, dejarían al Barça a 7 puntos y mantendrían la distancia con los de Cholo. 
La batalla del Puente Milivo significó el fin del gobierno compartido y llevó a los de Constantino a encabezar occidente. Éstos atribuyeron su victoria a una intervención divina. La noche anterior, Flavio Constantino tuvo un sueño y, renunciando a su símbolo, logró la victoria y consiguió convertirse en la máxima autoridad de los territorios occidentales del Imperio.
La batalla comenzó en contra, pero Karim Benzema y Ángel Di María consiguieron darle la vuelta. Sólo faltaba que el equipo comandado por Cristiano acertase el momento de matar el partido, pero éste no llegó. De victoria romana pasamos a Caída de Imperio. El Real renunció a su estilo y, al contrario que Constantino, Ancelotti no vió su sueño cumplido.
Tres días después, visitaron territorio hostil. En 2011, el equipo dirigido por Gregorio Manzano no fue capaz de dejar a Mourinho sin un título. En 2014, bajo las órdenes de Emery, la unión Rakitic-Bacca iba a alejar la miel de los labios madridistas. La decadencia y caída del Imperio Blanco era evidente, al menos, para todos aquellos que ven en Barcelona y Atlético rivales incapaces de perder un punto hasta el partido desenlace que les enfrenta en Catalunya.
Hoy, el heredero del Sabio de Hortaleza, Cholo Simeone, acota aún más los partidos que deciden títulos y sentencia la cifra en cinco. Para esa fecha, todo habrá cambiado. El margen de error ha desaparecido para el conjunto de Concha Espina. En los partidos que restan sólo vale ganar, las finales no se juegan. Al Real Madrid le queda consumar su obra.
Y si Dios descansó uno, el Real puede permitirse dos.

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