-Abuelo, ¿quién ha sido el mejor jugador
de la historia?
–Sin duda, Di Stéfano.
Y esto es lo que es Don Alfredo, pura
historia. El salto atemporal, los 60 años que separan 3 generaciones unidas por
una línea tan fina como la que unía aquellos balones de cuero. Se va un
referente, no sólo para quien lo disfrutó en el campo, sino para todos los que
vinieron después. El amor más honesto y el agradecimiento perpetuo.
Por todo lo que fue y consiguió que sea
hoy. Por convertir 1959 en 1990 o por darle el mayor de los sentidos a la
corona que engrandece el escudo del Real Madrid. Por cambiar el pasado y
conseguir este presente. Por todo. Y por nada.
Alfredo dejó ayer la historia para
convertirse en leyenda. Cada día más grande, cada día más blanca.
Gracias Alfredo, y hasta siempre.